En vano los hombres, amontonados por centenares y miles sobre una estrecha extensión, procuraban
mutilar la tierra sobre la cual se apretujaban; en vano la cubrían de piedras a fin de que nada pudiese
germinar en ella; en vano arrancaban todas las briznas de hierba y ensuciaban el aire con el carbón y el
petróleo; en vano cortaban los árboles y ponían en fuga a los animales ya los pájaros; la primavera era la primavera, incluso en la ciudad.
Leon Tolstoi.
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