viernes, 8 de abril de 2011

Caminos...

El camino de los sabios


La mente nos hace creer que somos inferiores, que estamos separados de Dios o que como mucho somos parte de Él. Nos decepciona constantemente diciéndonos que no somos gran cosa y que siempre nos falta algo. Según Bhagavan Sri Sathya Sai Baba, ya es hora de reclamar nuestra herencia divina, nuestro amor y nuestra felicidad.

Material extraído del libro “Recopilación de los Mensajes de Sri Sathya Sai Baba”, seleccionados por Grace J. Mc. Martin, Ediciones Sathya.


Buscando en el lugar equivocado

“Todos anhelan seguridad, paz, alegría y felicidad pero la mayoría cree que pueden extraerse de la Naturaleza que los rodea. El resultado es que el hombre desperdicia sus años comiendo y bebiendo, jugando y descansando, ganando dinero y gastándolo. Va de la cuna a la tumba una y otra vez hasta el hartazgo, a la deriva, sin conocer ni el lugar en el cual empezó su viaje, ni el lugar al cual sus pasos lo conducen a través de los siglos.
La vida es como un periódico, léanlo de manera superficial, fijándose en los titulares y en algunas columnas que les llamen la atención, y luego, déjenlo de lado. No le den más importancia que eso. Al día siguiente ya lo considerarán como “papel de desecho” (Nota de la r: en inglés “today´s newspaper is tomorrow´s wastepaper”). La vida sólo tiene el valor de una ojeada casual, no la aparten para hacer una lectura más minuciosa. Un nacimiento es suficiente; dejen que la muerte, que viene hacia ustedes, sea la última.

La verdadera tragedia

Aceptar que el hombre está emparentado con los monos o que es un animal hecho de barro o de materia es desvalorizarlo. El hombre es una chispa de Dios y puede florecer como Dios. Nace para ser eternamente feliz, pero se siente desgraciado en todas partes. Esto es una verdadera tragedia, es como si cerrara los ojos voluntariamente y viviera en la oscuridad completa, tropezando con todo a su paso. La fuente de la felicidad está en él, así como la fuente de la luz está en sus ojos. La verdadera educación debe enseñar al hombre a localizar este manantial de Felicidad y Luz.
Aquellos que censuran y critican, haciendo preguntas como esta: ‘Si Dios existe, ¿dónde está?, ¿cómo es Él?’ no han avanzado nunca más allá de las primeras letras del alfabeto de la indagación espiritual. Solo cuando dominen todo el alfabeto podrán leer palabras, recién entonces podrán continuar con oraciones, párrafos y libros.

Cómo evitar la desvalorización
Cuando la mente controla los sentidos, tienen alegría duradera; cuando los sentidos son los amos, son arrastrados por el polvo. Este es el resultado más trágico de la desvalorización. Cada acto que disminuya la autoridad del discernimiento y ensalce el canto de sirena de los sentidos, le resta valor al hombre. El intelecto (buddhi) debe ser el Señor, el Amo. Cada vez que los sentidos exijan algo, el intelecto debe comenzar a discernir, planteándose la siguiente pregunta: "¿Es este un acto que responde a la Divinidad inmanente en mí?". Ello evitará la desvalorización.



Fuera del Ser no hay refugio
La misma corriente sanguínea circula por todos los miembros del cuerpo; la misma corriente Divina activa a todo el Universo. Visualicen a este Arquitecto Supremo, a ese Diseñador Incomprensible, a ese invisible Dador de Vida. No queden enredados en las dificultades del vivir, en su lucha por la supervivencia y el éxito; no olviden al Dios que hizo posible la vida.
Deben tener la habilidad de poder nadar sobre las olas de la alegría y la aflicción, del dolor y del éxito. Deben llegar a ser maestros en el arte de sentirse naturalmente plenos, perfectamente serenos e impasibles, sin que nada de lo que puede pasarle al cuerpo, a los sentidos o a la mente les afecte: todos ellos están inertes cuando nos son impulsados por el Yo interior, el único que es Inteligencia, Conciencia. Aprendan la habilidad de lograr y mantener la Paz interior, el arte de mantenerse permanentemente conscientes del Ser como la Realidad interior y entonces podrán circular seguros por el mundo, a la velocidad que deseen.
A menos que conozcan al Ser, ¿cómo pueden conocer al Ser de todos los seres, al Yo que hace que cada yo experimente su mismidad? La niebla espesa y oscura de la ignorancia les oculta este Yo que está detrás de todos los yo. En la filosofía hindú se denomina a esto Ilusión (maya). Maya es como una prestidigitadora que solo puede ser inmovilizada por su creador, Dios. Diríjanse a Él con plena fe, y les mantendrá la visión clara dirigiéndola a lo sublime y supremo”.

Sri Sathya Sai Baba

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