Budismo Zen (Japón)
El orígen
"Sentados
bajo la sombra de la tarde, los hombres aguardaban serenamente el mensaje del
maestro.
El
Buda permanecía en silencio, los ojos entornados, las manos juntas.
De
su postura emanaba una cálida fuerza, una arrolladora energía, que creaba
en el aire una atmósfera fuerte y profunda.
Su
quietud era perfecta; apenas sus dedos se movían, girando delicadamente una
flor.
Levantó
los ojos y parpadeó.
Observó
a sus discípulos. Mahakasyapa sonreía. Entre todos, sólo él había comprendido."
Se
iniciaba así la transmisión directa más allá de textos y palabras.
De
espíritu a espíritu, de maestro a discípulo. Se iniciaba de este modo el
budismo zen
Zazen
Existen tres pilares para la práctica correcta
de zazen: Postura, Respiración y Condición de la mente o espíritu,
Postura: Colocar el zafu (almohadón) a aproximadamente un metro
del muro. Sentarse y cruzar las piernas en loto o medio loto. En la posición de
loto, colocar el pie izquierdo sobre el muslo derecho y el pie derecho sobre el
muslo izquierdo. En medio loto, contentarse con presionar el pie izquierdo
contra el muslo derecho.
Balancear la pelvis hasta encontrar
el justo equilibrio. Estirar bien la columna vertebral y recoger el mentón. Las
manos con las palmas vueltas hacia arriba, la izquierda sobre la derecha y los
pulgares en contacto.
Los párpados entornados y la mirada
baja. La lengua en contacto con el paladar, la boca cerrada y los dientes
tocándose.
Empujar el suelo con las rodillas y
el cielo con la cabeza.
Respiración: Durante zazen prestamos atención a la respiración. No
hay que controlarla ni forzarla, sino permitir que el aire fluya libremente en
una forma natural.
Así, va encontrando su ritmo. Si se
acompaña la exhalación hasta el final, esta se hace más profunda y la
inspiración llega por sí misma.
Condición de la mente: Casi todas las filosofías y religiones coinciden en la
necesidad de una mente quieta, silenciosa. ¿Cómo hacer para aquietar la mente?
No podemos. Cuanto más lo intentamos peor es.
Es preferible dejarla libre, dejando
pasar los pensamientos y concentrarse en la respiración. Si observamos el fluir
del aire, la mente, en un instante, desaparece por sí sola.
Dice el maestro Dogen: “Pensad desde el fondo del no-pensar.” ¿Cómo pensar desde el fondo del no-pensar? ¡No pensar!
Dice el maestro Dogen: “Pensad desde el fondo del no-pensar.” ¿Cómo pensar desde el fondo del no-pensar? ¡No pensar!
Las claves del Zen
Hishiryo es el inconsciente del Zen, es el
pensamiento absoluto, más allá del pensamiento y del no-pensamiento, más allá
de todos los problemas de la conciencia personal.
Es nuestra naturaleza original, o naturaleza
de Buda, el inconsciente cósmico.
Cuando la mente se
vacía y el intelecto esta calmo, nada detiene la corriente de vida profunda,
intuitiva, ilimitada, que surge de lo más profundo de nosotros mismos.
La mente contiene
todo el cosmos.
La conciencia es más rápida que la velocidad de la luz.
La conciencia es más rápida que la velocidad de la luz.
Sentados, sin objeto de provecho,
podemos comprender mushotuko e hishiryo, secretos de la esencia del Zen. Pero
la comprensión debe ser otro que la del sentido común o la intelectual. Ella es
percepción directa.
Mushotoku es el no-provecho, el
no-deseo, el no-miedo. Es el principio esencial. Dar sin buscar a recibir.
Abandonar todo, sin miedo de perder. De la misma forma que el artista debe
darse por entero sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza,
para expresarse en una obra bella, pura, autentica, igualmente el discípulo
obtendrá la sabiduría sin abandona, toda idea de provecho personal. Si
abandonáis todo, obtendréis todo.
Hishiryo y Mushotoku
son en sí el arte esencial de Zazen.
"Pensar sin pensar, escribió el
Maestro Dogen, como se piensa sin pensar. Debemos pensar desde el fondo del
no-pensamiento. Es la conciencia cósmica, la conciencia hishiryo".
Nuestros sentidos y nuestra
conciencia personal no pueden aprehenderla, las categorías no la definen, la
palabra no la explica. Solo podemos abrazarla por la experiencia vivida.
"De pie sentado
o acostado en mi ermita de paja sólo
tengo un ruego, hacer
pasar a los otros antes que yo". Eihei Dógen
En el siglo XIII, el
monje japonés Dógen dió un nuevo impulso a la práctica, creando de ese modo las
bases para el zen contemporáneo.
El zen es libre,
vital, fluyente.
Y en su devenir
histórico ha ido modificándose y modificando su entorno, manteniendo no
obstante su simplicidad y su frescura inicial.
"Si no les
gusta llamarle zen llámenle la vida", porque su esencia no es hindú, china
o japonesa.
Su raíz no es de
ayer ni de mañana. Es la expresión más acabada de nuestra verdadera
naturaleza.
No nace del hombre,
es el hombre.
En la práctica…
Dejar
pasar los pensamientos, concéntrate en la respiración, acompaña la salida
del aire hasta el final, no tengan prisa por volver a inspirar, cuando la
exhalación concluye la inspiración llega sola, sin ningún esfuerzo. Así va
surgiendo un ritmo profundo, tranquilo. El aire sale por la nariz, el aire
entra por la nariz. ¿Es el mismo? En un momento el aire está afuera, en un
momento el aire está adentro, sólo un ritmo que va y vuelve. Hay buenas
posturas ahora, hay una buena atmósfera. Se está produciendo una integración
con la naturaleza, una integración con el momento. No te entretengas con los
pensamientos, intenta no seguirlos, y si los sigues: retorna.
Retorna aquí y ahora con
la respiración. Ella te está esperando ahí, siempre estuvo ahí. Cada vez que te
despiertas ella está ahí. Estás aquí, quédate aquí, deja que ese aire venga y
vaya, profunda y calmamente. Quédate aquí, completamente aquí y ahora, aquí
hasta desaparecer. Hasta integrarte con todo el Universo y con todos los seres.
El aire debes respirarlo con tu propia nariz y debes hacerlo con tu propia
nariz. Suelta las tensiones innecesarias, no te corras de este metro cuadrado,
no te escapes de este saco de piel y huesos. Quédate aquí, completamente aquí
hasta desaparecer. Un instante, un único instante perfectamente completo en sí
mismo, sin comienzo ni fin. Un instante, una respiración. Una vida completa en
sí misma de principio al fin. Aquí y ahora.
Fuentes
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