jueves, 17 de marzo de 2011

Taoìsmo

TAOÍSMO



El Taoísmo surgió en China alrededor del siglo VI a.C. y debe su origen o sistematización a Lao Tsé, quien escribió el Tao-te-ching. Si bien nació comoconocimiento superior, en el siglo II a. C. se configuró como religión. Al igual que el budismo, el hinduismo y el jainismo, su meta final es realizar la Unidad fundamental o Tao.



Fundado en China por el sabio Lao-Tsé (Lao Tzu) entre el 604-531 a.C., la esencia del taoísmo está contenida en alrededor de 5000 palabras divididas en 81 capítulos del Tao Te Ching (Dào Dé Jing). A pesar de su magro volumen, la biblia taoísta proporcionó una de las mayores influencias subyacentes en la cultura y pensamiento chinos. Mientras el confucionismo se ocupa de las reglas de conducta del día a día, el taoísmo se interesa por los niveles más espirituales del Ser.

Los temas del taoísmo como credo aparecieron en el siglo II a. C. y fue instituido como religión estatal en 440 d.C. El respaldo del estado finalizó en 1911 y gran parte de la herencia taoísta fue abolida por la Revolución Cultural comunista en la década del sesenta. No obstante, desde los ochenta se ha restaurado la tolerancia religiosa. Hoy en día el taoísmo es una de las cinco religiones reconocidas por la República de China y tiene aproximadamente 20 millones de practicantes fuera de su país de origen, sobre todo en áreas con gran concentración de población china. Prospera especialmente en Taiwán y también es popular en el Sureste de Asia y en los barrios chinos de occidente.
Sin embargo, es difícil calcular cuántos taoístas hay en China, el país con mayor población del mundo, y algunas cifras rondan en los 400 millones. Esta imposibilidad de dar un número certero se debe a que, por un lado, las religiones tradicionales de China están muy entrelazadas y por otro, que el estado es el encargado de llevar a cabo los censos y recién ahora comienza a mostrar más interés y tolerancia por lo religioso.
Este interés se renovó porque si bien la práctica del taoísmo fue mermada a lo largo de los años, es innegable el efecto que ha tenido en la cultura china. Gran parte de sus tradiciones, rituales, folklore y aspectos culturales están enraizados en el taoísmo, que por otro lado trascendieron las fronteras hasta llegar a Occidente. Como ejemplo tenemos al símbolo de Yin-Yang, las artes marciales y el I-Ching o libro de las mutaciones, que si bien fue popularizado en el siglo XX, en China se utiliza desde hace siglos como ayuda para tomar decisiones, predecir el futuro, etc. La acupuntura, el feng shui, la macrobiótica y la medicina china, tan populares en Occidente, también deben su origen al taoísmo.

LOS COMIENZOS
Según la tradición, el taoísmo comenzó de la mano de un hombre llamado Lao Tse o Lao Tzu (Lao Zi en pinyin, la transcripción fonética del idioma chino), cuyo nacimiento se calcula alrededor del año 604 a. C. Sin embargo, su figura es borrosa. No hay datos ciertos sobre él y ni siquiera se conoce su verdadero nombre, ya que Lao Tse – que puede traducirse como “El anciano” o “El anciano gran maestro”- es por cierto un apelativo cariñoso y respetuoso, pero no un nombre propio.
La descripción tradicional relata que Lao Tse, en busca de una mayor soledad para pasar sus últimos años, se montó en un búfalo y se dirigió al oeste, hacia el actual Tíbet. Al llegar al paso de Hankao, un guardia que se dio cuenta del carácter inusual del errabundo (otras versiones aseguran que lo reconoció), trató de persuadirlo para que regresara. Como no lo logró, le pidió al “Anciano” que al menos dejase sus creencias escritas para la civilización que abandonaba. Lao Tse accedió a su pedido y luego de tres días regresó con un delgado volumen de cinco mil palabras titulado Tao-Te-Ching o el “Libro del poder del camino”, un testamento que busca la unión con el Tao. Este pequeño gran libro es tan universal que puede leerse en media hora o toda la vida, y hasta hoy sigue siendo el texto básico del pensamiento taoísta.
Lo que es notable es la personalidad de Lao Tse, que resulta singular para el fundador de una religión. En contraste con el resto de los enviados, iluminados, profetas o demás fundadores de las otras religiones, el Anciano no predicaba, ni organizaba ni promovía nada.


EL TAO
Como dijimos antes, el taoísmo se desarrolló a partir de las escrituras de Lao Tse, y son la esencia del taoísmo. El texto sagrado es el Tao-te-ching o Tao-te-king (Dao De Jing, en pinyin). La biblia del taoísmo gira en torno al concepto de Tao (Dao), el principio fundamental del taoísmo. Literalmente significa “camino” o vía, pero es mucho más que eso. Tao (el absoluto) es la unidad inmutable que subyace a la pluralidad cambiante. Es el principio que todo lo abarca y fuente de toda la creación. Es indescriptible, inasible y causa de sí mismo.
La descripción del Tao dada por la “Reform Taoist Congregation” ilumina su significado: Tao es lo que “envuelve, rodea y fluye a través de todos los seres vivos e inanimados. El Tao regula los procesos naturales y promueve el equilibrio en el universo. Contiene la armonía de los opuestos" (ying y yang).
El Tao es, para el taoísmo, lo mismo que la naturaleza del Buddha es para el budismo, Dios para las religiones monoteístas y Atma o Conciencia Suprema para el Advaita vedanta (conocimiento del Uno o la no-dualidad). Por lo tanto, acceder al Tao es alcanzar la liberación o iluminación.
Como está más allá de la mente, el Tao no puede ser alcanzado por ninguna forma de pensamiento humano. Tal es así que el primer verso del Tao-te-ching reza: “El tao que puede ser denominado no es el verdadero Tao”.

Por lo tanto, el Tao es:

1) Inefable y trascendente: “Lo innombrable es lo eternamente Real. Nombrar es el origen de todas las cosas particulares”. (cap. 1)

2) Inmanente: su trascendencia hace que el Tao esté más allá de la creación, pero también en y entre todo:

“El Tao… siempre está presente dentro de ti.
Puedes usarlo cada vez que lo desees”. (cap.6)

“La magnitud del Tao y la grandeza de su poder,
no la tuvieron los seres por ser engendrados,
pero siempre está en ellos espontáneamente”. (cap. 51)

3) Es la vía y la meta: solo mediante el Tao se alcanza la inmortalidad y dicha:


El Tao es misterioso, sin nombre.
Sin embargo solo él sabe dar ayuda y plenitud. (cap. 41)
¿Por qué los antiguos maestros estiman el Tao?
Porque, siendo uno con él,
cuando buscas, encuentras;
cuando te equivocas, eres perdonado.
Es por eso que todos lo aman. (cap. 62)

La vía para realizar el Tao
El taoísmo coincide con el budismo en considerar a los deseos como causa de la infelicidad del hombre. Como la multiplicación de los deseos es inagotable, de ello proviene la pérdida de la paz interior. En ambos casos, la renuncia y el contento es la vía por excelencia para liberarse del sufrimiento: “Libre de deseos, conocerás el misterio (Tao). Esclavo de los deseos, solo verás lo manifestado”.
Liberarse de los deseos no solo es el requisito fundamental para ser uno con el Tao, sino para llevar una vida en paz:

No hay peor desgracia
que dejarse arrastrar por los deseos.
No existe mal mayor que estar insatisfecho.
No hay daño mayor que ser codicioso. (cap.46)

El gran taoísta Lin An define así “el camino de la felicidad”:
La gran mayoría de las personas qué vacía y mal se sienten, puesto que usa las cosas para deleitar su corazón, en lugar de utilizar su corazón para disfrutar de las cosas.
El saberse contentar con lo que uno tiene corresponde a conformarse con la voluntad del cielo. En cambio, la identificación con los cambios causa un estado de desasosiego permanente.

YIN Y YANG
Yin y Yang representan el par de opuestos primordiales que contienen todas las polaridades de la creación y que producen nuestra experiencia en el mundo. Este símbolo resume lo masculino y femenino, activo y pasivo, positivo y negativo, luz y oscuridad, calor y frío, etc. Pero estas mitades no se oponen decididamente, sino que se complementan y equilibran entre sí.

Cuando la gente considera ciertas cosas como bellas,
otras se vuelven feas.
cuando la gente considera ciertas cosas como buenas,
otras se vuelven malas. (cap.2)

Tal como lo demuestra su símbolo, que contiene en la parte más clara el círculo oscuro y viceversa, las categorías de Yin y Yang están interrelacionadas: no se puede tener una sin la otra, y se contienen mutuamente. El clásico ejemplo de Yang es la ladera soleada de la montaña, y el de Yin es la ladera oscura. En el cuerpo humano – tanto femenino como masculino- también existen ambas modalidades.
Dentro de esta integridad, los opuestos no parecen ser más que fases de un permanente proceso cíclico, ya que cada una se convierte en la otra, intercambiando lugares entre sí (ver “cuento taoísta” del presente número). La vida se vuelve hacia sí misma describiendo un círculo completo, hasta reconocer que todo es uno y todo está bien. Esta comprensión de la unidad última o Tao está representada por el círculo, que contiene a ambas modalidades pero las supera.

El Tao no toma partido,
da nacimiento tanto al bien como al mal.(cap.5)

La relatividad de los opuestos lleva al taoísmo a considerar la vida y la muerte como ciclos complementarios del ritmo del Tao.
Los taoístas sostienen que quien medita en el símbolo profundo del Yin-Yang encontrará que le permite acceder mejor a los secretos de la vida que cualquier cantidad de palabras y discusiones.

EL RASGO ÚNICO DE LOS TAOÍSTAS

La modalidad taoísta tiene un refinamiento y un encanto sin par. La sencillez, la franqueza y el buen humor de sus sabios llamaron la atención especialmente en Occidente, donde se considera a la filosofía y a la religión como asuntos solemnes.
Además de sus famosos relatos, la literatura taoísta está llena de diálogos con confucionistas, en los que estos aparecen como entumecidos y algo pomposos. Tal como se ve en el diálogo entre el taoísta Chuang Tsé y el confucianista Hui Tsé al llegar a un puente sobre el río Hao durante un paseo:

- Mira cómo saltan los pececillos por aquí y por allá, a voluntad. Es un placer de que gozan los peces- dijo Chuang Tsé.
- Tú no eres pez- respondió Hui Tsé- ¿cómo sabes tú qué les da placer a los peces?
- Tú no eres yo- dijo Chuang Tsé- ¿cómo sabes que yo no sé qué es lo que da placer a los peces?

TRES TIPOS DE TAOÍSMO
Si bien no todos los expertos apoyan esta división*, parece haber una tendencia generalizada a reconocer tres ramas dentro del taoísmo. Las dos principales son el taoísmo filosófico, basado en los escritos de Lao-tse y Chuang-tse, y el taoísmo religioso, que como fue adoptado por una gran cantidad de gente también se lo llama taoísmo popular. El tercer tipo de taoísmo es más heterogéneo y se caracteriza por incrementar y armonizar la vitalidad y energía.
A diferencia del taoísmo religioso -que llegó a ser una Iglesia de pleno derecho-, el taoísmo filosófico y el precariamente llamado “taoísmo revitalizador” tienen una relativa desorganización. El taoísmo filosófico es reflexivo, mientras que los programas revitalizadores son activos, pero ninguno de los dos está oficialmente instituido. Además, ambos comparten una segunda característica, la de contribuir al bienestar personal, muchas veces en forma de autoayuda. De todos modos, lo más prudente es considerar estas divisiones como tres vertientes de un mismo río, dado que comparten el mismo origen y a lo largo de la historia las tres se han influenciado mutuamente.

EL TAOÍSMO RELIGIOSO
La tradición folklórica china lidiaba con epidemias, fantasmas y lluvias, y las últimas debían ser convocadas o rechazadas según la ocasión. El taoísmo religioso tomó elementos de estos rituales para lidiar con la naturaleza y los institucionalizó. Influenciado por el budismo, que se introdujo en China aproximadamente en los tiempos de Cristo, la Iglesia taoísta -en chino Tao Chiao (que también significa taoísmo eclesiástico)- se configuró en el siglo II a. C. y se entronizó en un panteón entre cuyas tres deidades figura Lao Tsé, aunque la deidad suprema es el Emperador de Jade. De estos personajes sagrados surgieron textos que fueron aceptados sin reservas como verídicos. La línea de sucesión “papal” en la iglesia taoísta sigue vigente hasta hoy en Taiwan.
Los textos de esta escuela están llenos de descripciones de rituales que, si se efectúan con exactitud, tienen poderes mágicos. Así, la Iglesia taoísta –compartiendo el territorio con magos, exorcistas y chamanes- diseñó formas de dominar poderes superiores para fines humanos. La división interna que muchos estudiosos realizan al analizar el taoísmo en parte se debe a que ni estas prácticas y ni las deidades figuran en el Tao-te-ching.

EL TAOÍSMO “REVITALIZADOR”
Esta rama del taoísmo es la más conocida en Occidente, aunque la gran mayoría desconozca su origen taoísta. Para comprenderla, primero hay que entender qué significa la palabra ch’i. Aunque su traducción literal es aliento, en realidad significa energía vital. Así entendido, ch’i es el correlato de prana para el yoga.
Esta correspondencia también aparece al observar ambos conocimientos detenidamente: en India, la alimentación y medicina ayurvédica, el tantra, la meditación, los ejercicios de respiración o pranayamas, el hatha yoga y otras prácticas del estilo conservan el mismo fin que las nacidas del taoísmo, y muchas veces son similares en sus modus operandi. Para ambas disciplinas el cosmos es energía, y los taoístas de esta corriente la utilizaban para referirse al poder del Tao que sentían pasar dentro de ellos, y tenían como objetivo primordial incrementarla al máximo. Para lograrlo, utilizaban tres elementos: la materia, el movimiento y las mentes.

Alimentación y medicina holística

Del concepto taoísta del yin y yang (los opuestos complementarios que permean toda la creación) surgió la macrobiótica, que propone una alimentación equilibrada evitando los extremos. Si bien fue popularizada en el siglo veinte por un japonés llamado George Ohsawa, este quedó impresionado al recuperar su salud gracias a un tratamiento chino que aplicaba los principios nutricionales del yin y el yang. Ohsawa se graduó de médico y en su práctica pudo comprobar cómo la macrobiótica aumentaba la armonía y salud del ser humano. Tanto la alimentación como la medicina china consideran al paciente de forma holística, y no como un portador de síntomas a tratar en serie.

La vivienda

El feng shui constituye otras de las prácticas basadas en el ch’i o energía vital. Es el arte de encauzar y conservar el ch’i, en un intento de mejorar las condiciones ambientales que fomentan la vida, la salud y la armonía general. Según esta disciplina, el flujo vital o energético se modifica por la forma y disposición del espacio, las orientaciones (puntos cardinales) y los cambios temporales.

Los ejercicios físicos
Otra de las prácticas para aumentar la energía son los experimentos sexuales, en los que los hombres evitan eyacular. Muchos taoístas también llevan a cabo ejercicios de respiración, y mediante el control del aire procuran extraer el ch’i de la atmósfera y equilibrar el propio.
Estos esfuerzos por extraer el ch’i de la materia en sus formas sólida, líquida y gaseosa son complementados con programas de movimientos físicos tales como el t’ai chi chuan y el chi kung, ejercicios destinados a extraer el ch’i del cosmos y desbloquear su flujo interno, acción que también constituye el objetivo de la acupuntura.

La mente

Finalmente los taoístas, que se destacaban por ser contemplativos y muchas veces ermitaños, crearon la meditación taoísta, práctica que busca erradicar las distracciones y vaciar la mente:

¿Puedes sacar a la mente de sus divagaciones
y mantenerte en la unidad original? (cap.10)

Para los conocedores del hinduismo, la manera más rápida de comprender el taoísmo meditativo es compararlo con el raja yoga. No se sabe si China tomó prestados sus conocimientos de la India, pero las posturas físicas y las técnicas de concentración de la meditación taoísta recuerdan tanto a las del yoga que los sinólogos importaron el término sánscrito y la llaman yoga taoísta.
Aquí el yoga taoísta se aproxima al taoísmo filosófico, porque había en China una fascinación incipiente por el ser interior, en contraposición con el exterior. Lo cierto es que para ambas corrientes es necesario practicar una limpieza perfecta del pensamiento y del cuerpo. También deben dominarse las emociones perturbadoras, porque al agitar la superficie de la mente, impiden traspasarla en dirección al manantial de conciencia pura que hay en el fondo. La limpieza y la calma emocional son los requisitos preliminares para alcanzar el pleno conocimiento del Tao, pero deben llevarse al punto culminante mediante la meditación profunda: “Espera en silencio, y el resplandor del espíritu entrará y allí se aposentará”. Con él vienen la verdad, la dicha y el poder.

EL TAOÍSMO FILOSÓFICO

El taoísmo filosófico, llamado en China taoísmo escolar, está asociado a los nombres de Lao Tsé, Chuang Tsé y el Tao-te-ching. Podemos relacionarlo con la energía o poder si recordamos que el taoísmo sostiene que la “vía de escape” principal de energía es el deseo, y la insatisfacción que este genera. Sin embargo, el objetivo del taoísmo filosófico o, mejor dicho, de la sabiduría taoísta, es adecuar la vida cotidiana al Tao, deleitarse en su corriente y finalmente unirse a él. La forma básica de hacerlo es desprenderse de los deseos, y para lograrlo se basa en ciertas prácticas y conceptos que aparecen a continuación:


Wu-wei
Un modo de evitar las disipaciones de energía causadas por el deseo es mediante el wu-wei, concepto cuya traducción literal es inactividad, pero que para los taoístas significa efectividad pura. El wu-wei, más que no-hacer, significa acción basada en el Tao: desapegada, eficiente, no–violenta. La actividad a la manera de wu-wei –en relaciones personales, conflictos psíquicos y con la naturaleza- reduce la fricción al mínimo, y este ahorro de energía se acumula en términos de sabiduría.
El wu-wei es la vida vivida sin tensión. Es la simplicidad y libertad que fluyen a través nuestro cuando nuestros egos y nuestros esfuerzos conscientes se rinden ante un poder que no les es propio:

Sigue estirando un arco

y te arrepentirás,
una sierra afilada
se torna delgada y opaca (cap. 9)

Alguien que entiende el Tao sabe que este lo sustentará si deja de agredir y de agitarse, y en cambio se apoya en él. Pero lejos de ser inactividad, wu-wei es una especie de eficiencia suprema que no malgasta un ademán en discutir o explicarse.

Uno puede moverse tan bien que jamás deje huella,
hablar tan bien que la lengua jamás se equivoque,
calcular tan bien que jamás haga falta un contador (cap. 27)

Para desarrollar una efectividad de este orden se requiere de una habilidad extraordinaria, y uno de los requisitos para llevarla a cabo es la paciencia.

¿Tienes paciencia para esperar
hasta que tu propio lodo se asiente y el agua esté clara?
¿Puedes permanecer quieto
hasta que la acción apropiada surja por sí misma? (cap. 15)

El agua

Como se ve en este y en otros versos del Tao-te-ching, el agua es el paralelo más próximo al Tao en el mundo natural, y también el prototipo del wu-wei. Una de sus virtudes es la humildad:

El bien supremo es como el agua,
que todo lo nutre sin proponérselo.
El agua se complace con los sitios bajos que la gente desdeña.
Por lo tanto, es como el Tao. (cap. 8)

En los ríos, el agua desgasta las aristas de las piedras y las convierte en cantos rodados, se abre paso a través de fronteras y debajo de muros divisorios. De una sutileza infinita pero de una fortaleza incomparable, las virtudes del agua son también las del wu-wei.

Nada en el mundo
es tan suave y flexible como el agua.
Pero para disolver lo duro y lo inflexible,
no hay nada mejor.

Lo maleable vence a lo duro;
lo suave vence a lo rígido,
todos saben que esto es verdad,
pero pocos pueden llevarlo a la práctica. (cap. 78)

El agua representa fluidez y flexibilidad, atributos exclusivos de la vida:

Las plantas y los árboles nacen delicados y tiernos
pero al morir se vuelven secos y ásperos.
Por eso lo duro y rígido son símbolos de la muerte;
lo suave y flexible son símbolos de la vida. (cap. 76)

LAS TRES JOYAS TAOÍSTAS

Las virtudes son una parte esencial del taoísmo, dado que mediante su cultivo uno se alinea con el Tao y se vuelve uno con él. Las tres virtudes principales que todo taoísta debe apreciar y conservar aparecen en el Tao-te ching:

Yo poseo tres gemas preciosas
que tengo ocultas como tres tesoros.
La primera se llama "compasión”.
La segunda se llama "moderación".
La tercera se llama "humildad".

Porque tengo compasión, es que soy valiente.
Porque tengo moderación, es que soy generoso.
Porque tengo humildad, soy señor de los vasallos.

Compasión

No es sorpresa que el taoísmo se oponga firmemente a la violencia. Solo a aquel “que ama al mundo como su propio cuerpo se le puede entregar el mando del imperio”.

Las armas son las herramientas de la violencia;
todo hombre decente las detesta.
Las armas son las herramientas del miedo;
el hombre decente las evitará,
salvo en extrema necesidad
y, ante la obligación, las usará
solo con la máxima precaución.
La paz es el valor más alto…
El hombre decente se entrega a la batalla sombrío, con pena y con gran compasión,
como si asistiera a un funeral. (cap. 31)

Si bien puede atribuirse a Confucio el poner a los eruditos a la cabeza de la escala social en China, el colocar a los soldados en el lugar más bajo corresponde al taoísmo.

Moderación

El ser humano debería evitar ser estridente o agresivo no solo con otros seres humanos, sino también con la naturaleza. La actitud general de occidente hacia la naturaleza ha sido considerarla como un objeto que hay que dominar, controlar, conquistar. Los taoístas buscan la amistad con la naturaleza, no su dominio. Y qué mejor que imitar su moderación para lograrlo:

La naturaleza no tiene que insistir,
Puede soplar solo durante media mañana,
Llover solo durante medio día. (cap. 23)

Esta moderación es la clave de la victoria, que encuentra su correlato en la ecuanimidad:

Un viaje de mil millas comenzó con un solo paso.
El que mucho se agita en hacer algo,
terminará equivocándose.
El que se apega a algo terminará perdiéndolo.
Por eso el hombre sabio
no se agita por nada y nunca se equivoca,
no se apega a nada y nada pierde. (cap. 44)

Humildad

Los taoístas rechazan toda forma de presunción y competición. El mundo está lleno de gente que quiere ser alguien, crear problemas, progresar, destacarse, pero el taoísmo no comparte esta clase de ambiciones. Muy por el contrario, a los taoístas les gusta señalar que el valor de las copas, las ventanas y las puertas reside en las partes de ellas que no están presentes.
Su rechazo a escalar posiciones surge de su profundo desinterés en las cosas que el mundo valora. Para el taoísmo, las vanidades no tienen el valor real que se les atribuye, tal como describe el capítulo 24 del Tao-te-ching:

Quien se para de puntillas
no está firme.
Quien avanza con prisa,
no llega lejos.
Quien trata de brillar
oscurece su propia luz.


Referencia:
* “The Taoism of the western imagination and the Taoism of China: De-colonializing the exotic teachings of the East”, monografía presentada en la University of Tennessee el 20 de octubre de 1997 por Russell Kirkland, University of Georgia

Bibliografía consultada:

- Spirit of Brotherwood and lessons in unitiy of faiths- Bala books.

- Las religiones del mundo, Huston Smith, Océano.
- Tao Te Ching de Lao Tzu traducido por Onorio Ferrero. Editado por Ignacio Prado Pastor
- Tao Te Ching, written by Lao-tzu from a translation by S. Mitchell. Last updated 20 July 1995.

Extraído de: http://h2hlatino.org/articulos.php?id=126

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